Fuentes policiales informaron que el episodio sucedió poco después de las 5 en Machado al 900, entre Río Pilcomayo y Argentina, en el barrio Villa Esperanza de ese partido del norte del conurbano bonaerense, adonde la víctima había ido a visitar a unos familiares.
El cabo Eber Ariel Rodríguez (28) se trasladaba a bordo de su auto Volkswagen Gold Trend cuando fue sorprendido por dos delincuentes que lo amenazaron con armas de fuego y le exigieron la entrega del vehículo, ante lo cual se identificó como gendarme e intentó resistirse al robo con su arma reglamentaria.
Fuentes de la investigación señalaron que entonces los delincuentes le efectuaron al menos ocho disparos, tres de los cuales le impactaron en un brazo, una pierna y el tórax, y luego escaparon con su auto y su pistola reglamentaria.
Rodríguez fue trasladado en gravísimo estado al hospital Boccalandro, de Tres de Febrero, donde murió durante la intervención quirúrgica.
Fuentes de la investigación destacaron que el cabo era soltero, residía en la localidad bonaerense de San Miguel y prestaba servicios en la Unidad de Prevención Barrial que Gendarmería tienen en el asentamiento Fátima, de Villa Soldati, de la Ciudad de Buenos Aires.
Efectivos bonaerenses de la seccional quinta de Tres de Febrero implementaron de inmediato un operativo en la zona y poco después hallaron el auto del gendarme, abandonado en la esquina de Firpo y San Luis, de Villa Esperanza, a unas 30 cuadras de donde fue herido.
El rodado presentaba varios impactos de bala en la puerta y panel del lado del conductor y la ventanilla había sido destruida por los proyectiles que hirieron al gendarme.
El vehículo fue secuestrado por disposición de la Unidad Funcional de instrucción (UFI) 7 del Departamento Judicial San Martín, a cargo de la causa, para ser sometido a peritajes en busca de rastros que permitan identificar a los asesinos.
Rodríguez se convirtió en el duodécimo miembro de una fuerza de seguridad asesinado por la delincuencia en lo que va del año en la zona metropolitana.
Not de la Verdad de la Mandarina: Que podemos decir ya no es más una SENSACION es un HECHO a la delicuencia no le importa quien es su víctima.
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