Desarrollo de los hechos
La mañana anterior tres ladrones ingresaron a la sucursal del Banco Nación de Villa Ramallo con la intención de robar el tesoro. Una testigo presencial llamó a la policía. Algunas versiones indicaron que un auto estacionado afuera escapó al ver llegar los patrulleros.
Al arribar la policía, los tres ladrones que se encontraban en el interior tomaron a seis rehenes, entre los que se encontraba el gerente de la sucursal, y comenzaron una negociación con el objetivo de obtener lo que buscaban a cambio de liberar a los rehenes. Se dijo que en el banco había unos 30 000 pesos y poco más de 100 000 pesos en el tesoro, y que los ladrones solicitaban una llave y la clave para abrirlo. Se dijo que además del dinero, buscaban unos documentos guardados en la bóveda.
Las negociaciones se estancaron. A las 21 horas los ladrones dejaron salir a dos rehenes. Pasada la medianoche, dejaron salir otro rehén a cambio de la última llave del tesoro, aunque no disponían aún de la clave.
El entonces presidente del Banco Nación, Roque Maccarone, dijo que el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, fue el único jefe del operativo durante las 20 horas que duró la crisis, y que disponía de la clave. Afirmó también que el Banco Nación estaba dispuesto a ceder en todo lo que fuera necesario para salvar la vida de los rehenes.
Las negociaciones continuaron mientras los rehenes se comunicaban telefónicamente con varios medios televisivos argentinos.
A la madrugada, mientras Martín Saldaña, uno de los ladrones, conversaba con el mediador, sus cómplices salieron con los rehenes en un automóvil Volkswagen Polo, propiedad del gerente del banco, Carlos Cháves. El propio gerente, con un pan de explosivo trotyl en el cuello, manejaba. A su lado iba un ladrón con Flora Lacave, esposa del gerente, utilizándola como escudo humano. Atrás iban otro asaltante y el contador del banco Carlos Santillán, también como escudo humano
El desenlace
Al salir el auto, en marcha lenta, con 2 ladrones y tres rehenes como escudo, muchos de los policías que rodeaban el banco abrieron fuego contra el mismo, frente a las cámaras de televisión que registraron el hecho. En pocos segundos hubo 170 disparos, 46 de los cuales dieron en el auto, los rehenes y los ladrones.
Los rehenes Carlos Cháves (54) y Carlos Santillán (59) murieron dentro del auto como resultado de la balacera. Flora Lacave -esposa del gerente y también rehén- se salvó. También se salvó Carlos Martínez (20), uno de los ladrones, quien fue hospitalizado, mientras que el supuesto jefe de la banda murió dentro del auto.
Martín René Saldaña (24), el ladrón que se había quedado dentro del banco fue detenido y al día siguiente fue encontrado ahorcado en una celda de la comisaría 2 de Villa Ramallo. Se dijo que se había colgado usando el forro de un colchón, sin que nadie se explicara cómo lo arrancó. El 29 de enero de 2007, Clarín [1] publicó que una nueva pericia confirmaba que Saldaña no se había suicidado, sino que había sido asesinado.
Consecuencias
Al conocerse el resultado de la masacre, la muerte de los rehenes y el misterioso suicidio de uno de los ladrones detenidos, comenzaron las sospechas y empezaron a tejerse todo tipo de teorías sobre los hechos. Rumores de complicidades políticas internas entre las fuerzas policiales y fuertes cuestionamientos al Juez Villafuerte Ruzo. El hecho provocó la renuncia del Ministro de Seguridad bonaerense, Osvaldo Lorenzo, y la disolución del Grupo Halcón de la Jefatura Departamental Paraná.
Noticia sobre el Juicio a los policías que dispararon:
Culpan a la cúpula policial por masacre de rehenes en Ramallo
La defensa del policía acusado de asesinar al gerente Carlos Chaves pidió la absolución de su cliente. Además cuestionó la pericia balística que lo incriminó y denunció que la cúpula de la bonaerense planeó el hecho para “mejorar la imagen de la fuerza”.
BUENOS AIRES -La defensa del policía acusado de asesinar al gerente Carlos Chaves en la Masacre de Villa Ramallo pidió la absolución de su cliente, cuestionó la pericia balística que lo incriminó y denunció que la cúpula de la policía bonaerense planeó el hecho para mejorar la imagen de la fuerza, pero todo terminó de la peor manera.
Al iniciar la etapa de los alegatos de las defensas ante el Tribunal Oral Federal 1 de Rosario, los abogados Jorge y Hugo Lima también pusieron en duda que el balazo adjudicado a su cliente, el suboficial Oscar Parodi, haya sido el que mató al rehén.
En ese sentido recordaron que Chaves, además del disparo del proyectil calibre 7,62 de FAL atribuido a Parodi que atravesó los pulmones, recibió otro tiro mortal calibre 5,56, utilizado por el Grupo Halcón, que los peritos no pudieron atribuir a nadie y que para ellos fue el mortal.
Al iniciar su alegato, Hugo Lima dijo que en el juicio “no están sentados los verdaderos responsables del hecho ocurrido en Ramallo”.
El letrado responsabilizó de todo lo ocurrido a “la cúpula” de la policía bonaerense y, por la tarde, su hermano y codefensor de Parodi, Jorge Lima, mencionó entre los jefes que deberían estar siendo juzgados a los comisarios Gerardo Ascacíbar -quien dio la orden de tirar a los Halcones-, Claudio Smith, Claudio Reynoso y Santiago Allende.
Los letrados explicaron que la mayoría de estos jefes eran del conurbano y no tenían nada que hacer en Ramallo. “La defensa tuvo noticias que en esos días previos al asalto hubo una reunión de jefes de la bonaerense, donde se trató la necesidad de provocar un acontecimiento que demostrara que la policía era eficaz”, aseguró Hugo Lima.
El abogado dijo que “todo el proceso que rodeó el hecho está lleno de subjetividades, de supuestos y de encomillados que no deben ser descartados, por lo que esta defensa cree que todo fue algo orquestado, ya que hubo muchas cosas raras y preparadas”.
Jorge Lima dijo que “cuando Ascacíbar dio la orden de tirar a las gomas selló la suerte de todos y de milagro sobrevivió Flora Lacave. Todo fue un desmadre”.
“El clamor público exige justicia, pero no hay que hacer justicia con los peones de este juego de ajedrez, sino con los jefes que no están sentados en el banquillo de los acusados”, agregó.
Sobre los imputados, Hugo Lima le pidió al tribunal que tenga en cuenta que “se trata de policías, y no de criminales”, que “fueron llamados por sus superiores para reprimir un delito”.
La Masacre de Villa Ramallo ocurrió la madrugada del 17 de septiembre de 1999, cuando tres ladrones que habían asaltado el día anterior la sucursal del Banco Nación de esa localidad salieron de la entidad en un auto con tres rehenes como escudos humanos que recibió 48 balazos policiales en 36 segundos y medio.
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