Boca ganó en Avellaneda y persigue de cerca a Rafaela
Rolando Schiavi convirtió el gol Xeneize que se impuso por 1 a 0 ante Independiente.
Boca sacó chapa de candidato. Boca pasó una prueba de fuego en Avellaneda, y dejó en claro que sabe muy bien lo que tiene que hacer en la cancha. No le sobra nada, pero gana seguido y no pierde hace quince partidos. Y no es poco en un fútbol argentino tan parejo. Hoy se quedó con los tres puntos en el clásico ante Independiente, y le respira en la nuca al puntero Atlético Rafaela.
El Xeneize trabajó el partido con orden y un guión muy bien aprendido. Con eso le alcanzó para vencer a un Independiente apático y que parece no tener rumbo. El Flaco Schiavi convirtió el gol de la victoria, pero podría haber estirado la diferencia si no hubiera sido por la mala puntería de sus delanteros.
El primer tiempo se jugó como un verdadero clásico, con los dientes apretados, y sin regalar nada. O casi nada. Porque Orión casi le regala el gol a Marco Pérez al rechazar corto con el pie, pero el colombiano no estuvo oportuno en la definición y le permitió al arquero rectificar el error.
El partido se jugó lejos de los arcos, y se luchó mucho en el terreno central, donde el Rojo tuvo una leve supremacía, aunque no llegó a inclinar la balanza del resultado en su favor.
Boca solamente tuvo una oportunidad de riesgo en una volea algo forzada de Viatri que pasó apenas arriba del travesaño.
En el inicio del segundo tiempo, Rolando Schiavi abrió la cuenta con un remate bajo y fuerte que quebró la resistencia de Fabián Assman, y así cambió el rumbo del partido.
Con espacios, y velocidad para salir de contragolpe, el equipo de Falcioni tuvo situaciones muy claras de aumentar en los pies de Viatri. Primero salvo Assman, y luego Velázquez sobre la línea. Y a poco del final, Pochi Chávez desaprovechó una pifia de Tuzzio y la tiró afuera ante el achique del arquero.
Este Independiente flaco de espíritu y desnutrido de juego no estuvo ni cerca de llegar al empate ante un Boca bien plantado defensivamente. El equipo del Turco Mohamed no pudo llegar con peligro hasta Orión, y volvió a desnudar todas sus falencias.
GENTILEZA: TN
Boca sacó chapa de candidato. Boca pasó una prueba de fuego en Avellaneda, y dejó en claro que sabe muy bien lo que tiene que hacer en la cancha. No le sobra nada, pero gana seguido y no pierde hace quince partidos. Y no es poco en un fútbol argentino tan parejo. Hoy se quedó con los tres puntos en el clásico ante Independiente, y le respira en la nuca al puntero Atlético Rafaela.
El Xeneize trabajó el partido con orden y un guión muy bien aprendido. Con eso le alcanzó para vencer a un Independiente apático y que parece no tener rumbo. El Flaco Schiavi convirtió el gol de la victoria, pero podría haber estirado la diferencia si no hubiera sido por la mala puntería de sus delanteros.
El primer tiempo se jugó como un verdadero clásico, con los dientes apretados, y sin regalar nada. O casi nada. Porque Orión casi le regala el gol a Marco Pérez al rechazar corto con el pie, pero el colombiano no estuvo oportuno en la definición y le permitió al arquero rectificar el error.
El partido se jugó lejos de los arcos, y se luchó mucho en el terreno central, donde el Rojo tuvo una leve supremacía, aunque no llegó a inclinar la balanza del resultado en su favor.
Boca solamente tuvo una oportunidad de riesgo en una volea algo forzada de Viatri que pasó apenas arriba del travesaño.
En el inicio del segundo tiempo, Rolando Schiavi abrió la cuenta con un remate bajo y fuerte que quebró la resistencia de Fabián Assman, y así cambió el rumbo del partido.
Con espacios, y velocidad para salir de contragolpe, el equipo de Falcioni tuvo situaciones muy claras de aumentar en los pies de Viatri. Primero salvo Assman, y luego Velázquez sobre la línea. Y a poco del final, Pochi Chávez desaprovechó una pifia de Tuzzio y la tiró afuera ante el achique del arquero.
Este Independiente flaco de espíritu y desnutrido de juego no estuvo ni cerca de llegar al empate ante un Boca bien plantado defensivamente. El equipo del Turco Mohamed no pudo llegar con peligro hasta Orión, y volvió a desnudar todas sus falencias.
GENTILEZA: TN
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