La lucha de la maestra de Daniela: “Por esta nena me voy hasta el cielo”
12/09/11Enseña Matemática en una escuela de Villa Lugano. Dice que ayer fue su peor Día del Maestro.
Para Marta Sánchez, docente de Matemática en la Escuela N° 6
República de la India, su Día del Maestro de ayer no va a quedar en su
recuerdo como una fecha memorable. Es que desde hace cinco días que está
desaparecida Daniela Loayza, una nena que es alumna suya.
“Hoy (por ayer) es un día horrible, un fin de semana amargo y desde hace varias noches que no puedo pensar en otra cosa que en esta pobre nena. Mi marido me dice que estoy loca, que no me puedo poner esto al hombro”, declara Sánchez a Clarín . “Por la nena ésta me voy hasta el cielo”, asegura.
Sobre Daniela –que en 15 días más cumple 14 años y a mediados de mayo llegó desde Bolivia para sumarse al 7° grado del establecimiento ubicado en el barrio de Villa Lugano– sostiene que “no es brillante pero sí muy trabajadora y callada”. Asegura que no estaba de novia, no era de provocar y tenía una actitud muy sana.
La madre, María Elena, una señora joven de aspecto reservado, tiene la certeza de que su hija fue secuestrada. “Ella no se fugó. Ese día me pidió plata para comprar una bebida para festejar con su maestra”, cuenta.
Los testigos que la vieron de camino al colegio dicen que llevaba la botella en una bolsa de plástico. El razonamiento de María Elena es que “si tenía intención de escaparse, no hubiera comprado la gaseosa”. Además, reconoce que recibió llamados intimidatorios desde un locutorio en los que le decían: “A tu hija se la van a pasar varios pibes”. Y hubo varios llamados sospechosos, en los que una voz femenina adulta –siempre la misma– sólo decía “hola” y luego se cortaba la comunicación.
Uno de los testigos manifiesta que la vio camino al colegio a las 8.45 en el Parque Las Victorias, junto con un muchacho de mediana estatura que la venía empujando. Tenía su edad aunque no pertenecía al mismo colegio. El testigo indica que fijó la vista en Daniela no porque la conociera, sino porque llevaba un buzo negro de egresados, como tantos otros chicos.
Hay una segunda versión, que no está declarada en la causa, de alguien que afirma haberla visto al mismo horario, con un hombre de baja estatura y pelo atado con una colita. Al parecer el sujeto, de unos 30 años, la obligaba a caminar y el testigo, al ver con la autoridad que la conducía, pensó que se trataba del padre.
En el conjunto habitacional Lugano 1 y 2 circulan muchas historias sobre abusos y peligros. Y si bien los vecinos sostienen que lo de la Traffic blanca es una leyenda urbana, aseguran que hay mucha gente sospechosa dando vueltas.
“A los chicos del colegio –comenta Marta Sánchez, que mañana declarará en la comisaría 52°– les recomendamos que se vayan rápido para sus casas, que no se queden dando vueltas por las inmediaciones y que, de ser posible, caminen en grupo”. Y asegura que “a todas las chicas que viven en la villa 20 que son muy bonitas, de séptimo grado, las manosean, las siguen y salen corriendo para zafar. Esto no es normal”.
GENTILEZA: CLARÍN
“Hoy (por ayer) es un día horrible, un fin de semana amargo y desde hace varias noches que no puedo pensar en otra cosa que en esta pobre nena. Mi marido me dice que estoy loca, que no me puedo poner esto al hombro”, declara Sánchez a Clarín . “Por la nena ésta me voy hasta el cielo”, asegura.
Sobre Daniela –que en 15 días más cumple 14 años y a mediados de mayo llegó desde Bolivia para sumarse al 7° grado del establecimiento ubicado en el barrio de Villa Lugano– sostiene que “no es brillante pero sí muy trabajadora y callada”. Asegura que no estaba de novia, no era de provocar y tenía una actitud muy sana.
La madre, María Elena, una señora joven de aspecto reservado, tiene la certeza de que su hija fue secuestrada. “Ella no se fugó. Ese día me pidió plata para comprar una bebida para festejar con su maestra”, cuenta.
Los testigos que la vieron de camino al colegio dicen que llevaba la botella en una bolsa de plástico. El razonamiento de María Elena es que “si tenía intención de escaparse, no hubiera comprado la gaseosa”. Además, reconoce que recibió llamados intimidatorios desde un locutorio en los que le decían: “A tu hija se la van a pasar varios pibes”. Y hubo varios llamados sospechosos, en los que una voz femenina adulta –siempre la misma– sólo decía “hola” y luego se cortaba la comunicación.
Uno de los testigos manifiesta que la vio camino al colegio a las 8.45 en el Parque Las Victorias, junto con un muchacho de mediana estatura que la venía empujando. Tenía su edad aunque no pertenecía al mismo colegio. El testigo indica que fijó la vista en Daniela no porque la conociera, sino porque llevaba un buzo negro de egresados, como tantos otros chicos.
Hay una segunda versión, que no está declarada en la causa, de alguien que afirma haberla visto al mismo horario, con un hombre de baja estatura y pelo atado con una colita. Al parecer el sujeto, de unos 30 años, la obligaba a caminar y el testigo, al ver con la autoridad que la conducía, pensó que se trataba del padre.
En el conjunto habitacional Lugano 1 y 2 circulan muchas historias sobre abusos y peligros. Y si bien los vecinos sostienen que lo de la Traffic blanca es una leyenda urbana, aseguran que hay mucha gente sospechosa dando vueltas.
“A los chicos del colegio –comenta Marta Sánchez, que mañana declarará en la comisaría 52°– les recomendamos que se vayan rápido para sus casas, que no se queden dando vueltas por las inmediaciones y que, de ser posible, caminen en grupo”. Y asegura que “a todas las chicas que viven en la villa 20 que son muy bonitas, de séptimo grado, las manosean, las siguen y salen corriendo para zafar. Esto no es normal”.
GENTILEZA: CLARÍN
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