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lunes, 8 de junio de 2015

HISTORIAL - El paquistaní que descuartizó a un centenar de pibes

ARCHIVOS DEL HAMPA Javed Iqbal cortó en pedazos y disolvió en ácido a 100 nenes. El responsable de los macabros episodios se desempeñaba como ingeniero químico.
Por María Helena Ripetta
mripetta@cronica.com.ar
Ley del Talión, la sharía, la tradicional ley islámica, se aplicó para el mayor asesino en serie en la historia de Pakistán.
Javed Iqbal fue detenido en diciembre de 1998 después de que él mismo mandase una carta a la Policía confesando haber matado a 100 niños, dando detalles de que los abusaba antes de asesinarlos, de cómo los había cortado en pedazos y después depositaba los restos en una tinaja con ácido para hacer desaparecer los cadáveres.
El 30 de diciembre de 1998, Iqbal, un ingeniero químico de 42 años, se presentó en las oficinas de The News, un periódico de la ciudad paquistaní de Lahore. Delante de los periodistas dijo que no sentía remordimientos por los niños que había matado y justificó sus crímenes por los malos tratos que sufrió de las Fuerzas de Seguridad. Como temía por su vida, no se entregaba directamente a la policía y sí lo hacía frente a los periodistas.
En la casa del ingeniero químico se encontraron fotografías de 100 niños muertos. Ropa que muchos de ellos llevaban cuando desaparecieron. Y también restos de dos criaturas en una tinaja.
Las víctimas de Iqbal eran en su mayoría de familias pobres o mendigos, que muchas veces tardaban en hacer la denuncia por la desaparición de los niños.
Iqbal acusó a las dos personas que vivían con él de haber sacado las fotografías, que sirvieron para que las familias reconocieran a sus hijos.
Cuando llegó el momento del juicio, el ingeniero negó haber mandado la carta, sostuvo que todo era un error y que él no había matado a los niños. La sentencia fue de acuerdo con la sharía “ojo por ojo y diente por diente”.
El juez lo condenó a ser ejecutado en el parque público de la misma manera que el mató a los niños y frente a los padres de las víctimas. “Su cuerpo será cortado en cien pedazos, que serán depositados en ácido, como usted hizo con los niños”, resolvió el juez. El ingeniero insistió con su inocencia y de inmediato sus abogados apelaron el fallo.
La sentencia fue criticada duramente por grupos de derechos humanos e incluso por el Concilio de Ideología Islámica. Lo cierto es que la condena no llegó a cumplirse. El 8 de octubre de 2001 las autoridades de la prisión lo encontraron en su celda ahorcado con sus sábanas.
Nota de Verdad de la Mandarina: Yo hubiese puesto en el titular "JUSTICIA DIVINA" pues la verdad este ASESINO se merecía morir de la misma forma en que mato a esos niños. Si hubiese estado acá, tendría una CASA dentro de la prisión, sueldo y aguinaldo ¿por que no? VACACIONES.

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