“Cuando un jefe policial llega a un nuevo destino, hereda el despacho, el crucifijo, el retrato de San Martín y el organigrama de las coimas”, sintetizó ayer a Clarín un funcionario judicial curtido en los avatares del conurbano bonaerense. La frase ancló en la realidad una vez más hace pocas horas, con la detención de media docena de policías de la provincia de Buenos Aires acusados de encubrir a narcotraficantes, entre una variada gama de actividades ilegales.
Se trata de un grupo de oficiales investigados por su tarea en la comisaría de José León Suárez, que controla la villa La Cárcova, donde operaba una banda detenida a principios de año y a través de la cual ellos terminaron cayendo. Algunos aún seguían trabajando en esa seccional y otros habían sido trasladados. Solo uno quedó prófugo y otro ya había sido detenido hace dos semanas en otra causa.
La frutilla del expediente, a cargo de la jueza federal de San Martín Alicia Vence y del fiscal Jorge Sica, resultó ser el comisario mayor José Luis Santiso, quien era jefe de la Departamental de San Martín y que desde marzo se encontraba en su casa “esperando destino”.
El destino de Santiso terminó siendo la cárcel. Como jefe de todas las comisarías de San Martín no solo era responsable de lo que hicieran sus subordinados. En el expediente hay escuchas que lo conectan directamente con la protección a narcos y con la eliminación (vía procedimientos y detenciones) de los traficantes que competían contra aquellos que él tenía bajo su ala.
“A ése lo vamos a agarrar, quedate tranquila que nosotros lo estamos siguiendo, lo que pasa es que no tiene orden de detención. Yo mañana tengo que ir a la Fiscalía”, le prometió Santiso a Lidia Carmen Bravo en una conversación grabada el 16 de septiembre de 2014 del teléfono de la mujer. La sospechosa —que terminó detenida por narcotráfico en febrero– le reclamaba que arrestara a un competidor conocido en la zona como “El Cheto”.
A Santiso también lo comprometen escuchas con un puntero político de la zona de La Cárcova.
En un diálogo entre tremendo y pintoresco, el puntero le pide al comisario mayor que “haga algo” porque los remiseros del lugar tenían que pagar coimas a demasiadas dependencias a la vez y no les alcanzaba la plata. “A ver si podemos ayudar a estos chicos, son todos pibes de trabajo”, le dice el político. “Olvidate, dejá que me ocupo yo, decile que cualquier cosa me llamen a mí o me vengan a ver”, le contesta el jefe policial.
De la causa se desprende que la comisaría de José León Suárez funcionaba como un maxikiosco en el que todo pagaba peaje, desde liberar a un detenido hasta la venta de cocaína y marihuana sin intervención policial. En el expediente declaró incluso un arrepentido. Este contó que Ceferino Benítez –jefe de la banda narco detenida en febrero– “arreglaba con la comisaría por la suma de 5.000 pesos por semana. También le pagaba a (la Delegación) Narcotráfico de San Martín y en este caso abonaba 15.000 pesos”.
A la lista se sumaban, de acuerdo con el “arrepentido”, 10.000 pesos más por mes para la DDI de San Martín y 5.000 semanales para el Comando de Prevención Comunitaria. Siguiendo esta pista, la jueza Vence ordenó allanar estas dependencias, aunque por el momento la investigación se concentra en la seccional de José León Suárez.
En el marco de los negocios de los policías –que por ahora se encuadran en los delitos de “asociación ilícita”, “extorsión” y “encubrimiento”– cumplía un papel fundamental un personaje apodado “Primo”, detenido en la primera etapa de la investigación.
“Primo” no era policía, pero se hacía pasar por uno. Su función como “buchón” de la seccional lo habilitaba para negociar el pago de las coimas y con ese poder había montado una pequeña pyme narco muy ingeniosa: simulando procedimientos, allanaba los kioscos de drogas, les mexicaneaba la mercadería que tenían y luego se las vendía a sus bandas amigas. En José León Suárez valía todo.
Agradecimiento a Clarin.com.arNota de Verdad de la Mandarina: Acaso piensan que esto sucede solamente en José León Suárez o en San Martín. NO SEÑORES esto ocurre en todas las comisarías del Conurbano Bonaerense, por el poder político que adquieren......
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