Muerte digna: la historia de Camila, la beba que lleva dos años en estado vegetativo
Su mamá, Selva Herbón, relató su lucha en A dos voces.
Selva Herbón, la mamá de una beba de dos años que está en estado vegetativo, contó su historia en A dos voces y dijo que no quiere que su hija viva más "en estas condiciones, porque no es una vida digna de ser vivida". "Estamos prolongando una agonía en el tiempo", consideró la mujer.
"Camila nació muerta, se la reanimó durante 20 minutos y se la conectó a un respirador. A partir de ese momento todo fue tristeza", contó Selva.
"Al principio teníamos fe de que iba a tener una vida digna y la posibilidad de recuperarse. A los tres meses la trasladamos al ALCLA, estuvo durante todo un año estimulándose con fonaudiólogos, terapeutas. Pero fue todo en vano porque no pudo recuperar ninguna función", relató.
Y continuó: "Al año la trasladamos al Centro Gallego porque el ALCLA era terriblemente caro. A Camila no la aceptan en un centro de salud del estado por su condiciones crónicas y porque tiene obra social. En ese momento nos dan un informe y decía "estado vegetativo permanente". Eso fue un golpe terrible".
"Yo me puse a investigar todo. Y encontré que la única ley de muerte digna que existe es en Río Negro. ¿Cómo puede ser que no se le permita el retiro de soporte vital cuando ya no hay nada más para hacer?", cuestionó Selva.
Cuestionada sobre el momento en que se dio cuenta de que no quería que su hija viviera más así, Selva recordó: "Fue una tarde cuando la fonaudióloga tenía puesto un guante de látex y venía a hacerle estimulación a Camila. Le pregunté si funcionaba y me dijo que yo lo probara. Me puse el guante, pruebo hacer eso con la lengua y me di cuenta de que meto el dedo más adentro y ni siquiera había reflejo de vómito. Ahí me hizo el click y dije 'acá hay muerte, acá no hay vida'".
"Esto tiene que ver con la imposibilidad de tener calidad de vida, ni ahora ni en el futuro, todos estos tratamientos son inútiles. Para nosotros Camila ya es un ángel pero vino con una misión muy importante, le tocó esta madre que está luchando para conseguir lo que quiere", concluyó.
GENTILEZA: TN
"Camila nació muerta, se la reanimó durante 20 minutos y se la conectó a un respirador. A partir de ese momento todo fue tristeza", contó Selva.
"Al principio teníamos fe de que iba a tener una vida digna y la posibilidad de recuperarse. A los tres meses la trasladamos al ALCLA, estuvo durante todo un año estimulándose con fonaudiólogos, terapeutas. Pero fue todo en vano porque no pudo recuperar ninguna función", relató.
Y continuó: "Al año la trasladamos al Centro Gallego porque el ALCLA era terriblemente caro. A Camila no la aceptan en un centro de salud del estado por su condiciones crónicas y porque tiene obra social. En ese momento nos dan un informe y decía "estado vegetativo permanente". Eso fue un golpe terrible".
"Yo me puse a investigar todo. Y encontré que la única ley de muerte digna que existe es en Río Negro. ¿Cómo puede ser que no se le permita el retiro de soporte vital cuando ya no hay nada más para hacer?", cuestionó Selva.
Cuestionada sobre el momento en que se dio cuenta de que no quería que su hija viviera más así, Selva recordó: "Fue una tarde cuando la fonaudióloga tenía puesto un guante de látex y venía a hacerle estimulación a Camila. Le pregunté si funcionaba y me dijo que yo lo probara. Me puse el guante, pruebo hacer eso con la lengua y me di cuenta de que meto el dedo más adentro y ni siquiera había reflejo de vómito. Ahí me hizo el click y dije 'acá hay muerte, acá no hay vida'".
"Esto tiene que ver con la imposibilidad de tener calidad de vida, ni ahora ni en el futuro, todos estos tratamientos son inútiles. Para nosotros Camila ya es un ángel pero vino con una misión muy importante, le tocó esta madre que está luchando para conseguir lo que quiere", concluyó.
GENTILEZA: TN
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