Crece la violencia en el complejo ilegal más grande del país.Hubo tres crímenes en 90 días. Las bandas se disputan el manejo de los stands que hay alrededor de la feria. También pelean por el estacionamiento y las paradas de las combis.
José Zárate (33) sabía a lo que estaba expuesto. Por eso, cuando el 24 de noviembre del año pasado dos hombres bajaron de un Peugueot 206 y apuntaron contra su auto no dudó de que se trataba de una venganza. Lo que quizá no preveía "Lunchini" es que con su muerte comenzaría una guerra por quedarse con su negocio: el manejo de miles de puestos ilegales que se instalan todos los fines de semana sobre el Camino de la Ribera, en los alrededores de las ferias que integran el complejo comercial La Salada. Ese enfrentamiento ya sumó otros dos asesinatos: el de "Bocón", su hermano menor, y el de "Pinky" Rodríguez. Nadie cree que ellos vayan a ser los últimos.
El crimen de Zárate pasó como uno más. Las crónicas hablaron de un "ex convicto" acribillado en Beruti y Vetere, Banfield. "Lunchini" iba con una mujer en su Audi A4 y le dieron cinco tiros. Lo que no trascendió entonces fue que era uno de los líderes de los grupos que deciden lo que pasa en el Camino de la Ribera (ver El lugar...).
"Lunchini" estaba relacionado a la barra brava de Boca. Integraba una facción que responde directamente a Rafael Di Zeo, el hombre que este año recuperó el mando de La Doce. Desde ese lugar había construido su poder, con colaboración de miembros de otras barras. Juntos echaron a los puesteros y empezaron a ganar espacio. Pero tenían un problema: después del fallo judicial que obligó a desalojar la Ribera en 2012, Gendarmería impidió poner puestos en la calle.
Esa prohibición se mantuvo hasta el año pasado, cuando las fuerzas de seguridad permitieron que se volviera armar la feria en la calle. El negocio, que incluye también combis truchas y "trapitos", comenzó a crecer a toda velocidad.
"No sé quién arregló para que volvieran a manejar la Ribera, pero lo que está claro es que ahora se les fue de las manos", explica Miriam Flores, una vecina que conoce muy bien cómo funcionan las mafias de la zona: el 20 de enero del año pasado, su hijo recibió ocho tiros y se salvó. El ataque fue una venganza contra su tía, que había sido testigo de un intento de homicidio vinculado al manejo de los puestos.
Durante 2014, Zárate afianzó su poder. Hasta que en octubre cayó preso por error. Al salir, fue a controlar uno de los boliches que tenía en Budge y descubrió que faltaba plata. Agarró su arma y echó a los tiros a su socio, que también manejaba puestos en los alrededores de La Salada. Los investigadores creen que ese episodio fue el inicio de una pelea que terminaría con "Lunchini" asesinado. En la causa, a cargo de la UFI 4 de Lomas de Zamora, todavía no hay detenidos.
Tras su muerte, el que intentó hacerse cargo de los negocios fue su hermano menor, Pablo Zárate (30). Pero su liderazgo duraría poco. El lunes 9 de febrero de este año, el "Bocón" fue hasta la feria dispuesto a todo. Llevaba un chaleco antibalas y estaba armado. En el barrio aseguran que tenía una ametralladora. Pero los investigadores no lo pudieron confirmar. Lo que sí está claro es que su enemigo lo estaba esperando.
"Ese día vi pasar como 15 personas ‘enfierradas' hasta los dientes. Todos sabíamos que iba a pasar algo. Era el rumor que circulaba. Pero nadie hizo nada", comenta un vecino que todavía recuerda la tensión que se sentía en la zona. A la 0.30 del martes 10, las predicciones del barrio se hicieron realidad. Hubo un tiroteo y Zárate cayó muerto de un tiro en la nuca en Euskabi y Camino de la Ribera, en pleno acceso a la feria.
La investigación del crimen de "Bocón" quedó en manos de la UFI 6 de Lomas de Zamora. Hasta ahora no hay ningún detenido. "Se hace difícil avanzar porque nadie quiere hablar. Hay terror", reconocen fuentes del caso.
La seguidilla violenta no paró ahí. "Los negocios que quedaron sin dueño generaron una nueva disputa", remarcan los investigadores. Como parte de ese enfrentamiento mataron a Luis Rodríguez (32).
La madrugada del 23 de febrero, "Pinky" estaba en la estación de GNC que funciona en la esquina de Cosquín y Azamor, a metros del Puente La Noria. De golpe, aparecieron 15 personas con ametralladoras y comenzaron a dispararles. Rodríguez recibió un tiro en la ingle y murió en el hospital. Sus dos acompañantes se salvaron (uno sufrió heridas) y denunciaron ante la UFI 15 que el responsable había sido Néstor Flores (32), quien quedó detenido.
Los que lo conocen dicen que Flores integra la banda "Los Chaqueños", otra con peso en la feria. Y aseguran que "Pinky", un hombre con oscuro pasado en la Bonaerense, estaba con ellos. Sin embargo, los investigadores todavía no pueden determinar si la muerte de Rodríguez fue por un conflicto entre ese grupo o si fue un choque entre facciones antagónicas.
Lo que sí está claro es que el conflicto tiene su origen en el manejo de las paradas de combis truchas que llegan de a decenas todos los días de feria. Las camionetas parten de distintos puntos de Capital y el Conurbano y bajan a sus pasajeros cerca de la feria. Pero no pueden frenar en cualquier lado: ahí todo es controlado por los grupos que "mandan" en la zona.
"Esto es Rosario, pero en silencio", resume una mujer que tuvo su puesto en la feria durante 17 años. Al igual que en la ciudad santafesina, en Ingeniero Budge todos esperan resignados tener que contar la próxima muerte.
Agradecimiento en Clarín
Nota de Verdad de la Mandarina: Una vez más me pregunto como el gobierno promete controlar al NARCOTRÁFICO si no puede ni siquiera controlar a LA SALADA.
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