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martes, 27 de diciembre de 2011

EL JOVEN QUE MURIÓ AL INTRODUCIR UN PETARDO EN LA BOCA, ESTARÍA TOTALMENTE ALCOHOLIZADO; UN MUERTO Y MÁS DE 250 HERIDOS ES EL SALDO LAMENTABLE QUE DEJO LA PIROTÉCNIA


Estaba borracho el joven que se explotó un petardo en la boca

Por Mauro Aguilar

Es lo que sostienen los investigadores. Tres testigos dijeron que había tomado.

"Mirá lo que hago”, les dijo a los familiares con los que compartía la celebración de Navidad. La maniobra que sucedió a ese anuncio fue trágica: el joven se colocó un petardo en la boca al revés –con la mecha apuntando hacia el interior de su cuerpo–, lo que al explotar le provocó heridas mortales. El caso, el más grave de los ocurridos con la manipulación de pirotecnia en la celebración de Navidad, era investigado ayer por la Justicia de San Lorenzo, al norte de Rosario. Y los investigadores creen que el excesivo consumo de alcohol provocó que Fabricio Antúnez, de 27 años, no midiera las consecuencias de lo que hacía. La causa quedó caratulada como muerte dudosa.
El resultado de la autopsia, que se conocerá en las próximas horas, dará elementos para verificar lo que relataron los tres testigos que estaban en la calle cuando la víctima manipuló el aparato denominado tres tiros. Todos coincidieron en decir que se trató de un accidente. También que habían tomado. Las pericias para determinar la cantidad de alcohol en sangre recién se conocerán en dos semanas.
Los familiares de Antúnez explicaron a la Policía que el joven abandonó la reunión, en una sencilla casa de Puerto General San Martín, durante unos minutos. “Ya vengo, voy a buscar unos petardos”, les anunció. Recorrió dos cuadras, cruzó el límite al municipio de San Lorenzo y tomó la pirotecnia que había guardado en la casa. Al regresar se produjo el accidente. En lugar de tomar el artefacto con la mano, alejado de su cuerpo, decidió morderlo.
El petardo –que le destrozó la dentadura y le provocó lesiones severas en la garganta y en el esófago– fue secuestrado por la Policía. El juez Eduardo Filocco explicó a Clarín que será difícil determinar dónde lo adquirió para aplicar sanciones al comercio. “Es complicado que la familia conozca si lo adquirió en la vía pública o dónde lo hizo. De todas maneras, más allá de que constatemos eso y la calidad del producto, lo principal aquí es la imprudencia de ponérselo en la boca”, opinó el magistrado.
El comisario mayor Aníbal Rodríguez aseguró que en San Lorenzo, donde vivía Antúnez y tenía guardada la pirotecnia, no existe prohibición para vender petardos. Sí en Puerto General San Martín, donde se produjo el accidente. En esa localidad, 30 kilómetros al norte de Rosario, una ordenanza impide la comercialización


GENTILEZA: CLARÍN


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